jueves, 16 de noviembre de 2006

ALCORNOCALES

Mirad lo que me he encontrado en YouTube.


No se si ya lo conocíais pero parece que la ruta estuvo de muerte. Por lo que se ve en el video, son carreteras de auténtico campo, las buenas para pasear con la dama.


Esto es vida, si señor.

domingo, 12 de noviembre de 2006

Ruta a Monesterio

Domingo 12 de noviembre de 2006, Sevilla a las 8:30 de la mañana. Salgo al garaje y me encuentro con mi dama azul, cubierta de rocío pese al plástico que la cubre. Diez grados marca el termómetro y un cielo azul a rabiar me da a entender que hoy va a ser un gran día.

Tras un paseo por Sevilla camino del puente del Alamillo, descubro lo importante que es llevar un buen abrigo, aunque tengo las piernas heladas (nota mental, llevar más abrigo por ahí abajo para la próxima).

Llegó al puente y encuentro más de lo que esperaba, cuatro señores con cuatro damas metálicas que me esperan, impacientes por salir a la carretera. Tras las presentaciones de rigor, conozco al señor Tonii, Alberstar, Paco y Oso. En el ambiente flota camaradería y orgullo, somos pocos pero estamos muy bien acompañados. La impaciencia me hace olvidar el frío que tengo, es mi primer viaje largo con mi moto y estoy un poco nervioso.

Por fin, tras media hora larga de charla y al percatarnos de que ya nadie más se uniría al grupo, ponemos rumbo a Las Pajanosas, un pueblo no muy lejano donde nos espera la primera parada. Alberstar propone una ruta alternativa a la tradicional y podemos disfrutar del bonito paisaje que tiene nuestra tierra, él encabeza el grupo y tranquilamente nos encaminamos a nuestro destino, donde aparcamos y podemos disfrutar de unas auténticas tostás de pan de pueblo, Tonii se encuentra inapetente y es incapaz de comerse la media tosta que Paco deja en su plato, parece que el frío lo tiene algo desganado.

Tras otra buena charla, despedimos a Paco que por desgracia para nosotros (y estoy seguro que también para él) debe marcharse de regreso, y nos disponemos a marchar camino de Monesterio, la tierra extremeña del jamón por excelencia.

Alberstar nos conduce por esas carreteras que tiene el sur, donde los olivos y los cerros nos dejan pasar no sin antes darnos el placer de poder admirarlos. La orografía del terreno se hace cada vez más abrupta a medida que nos alejamos del valle del Guadalquivir y nos acercamos a esas tierras que sólo Extremadura ofrece.

Llegamos a Monesterio y aparcamos a nuestras damas, juntas, tan lustrosas y brillantes que son foco de admiración de todos los presentes; tan quietas que parecen susurrarse entre ellas, tan brillantes que parecen admirarse en su propio reflejo. Mientras tanto, sus dueños, cansados por el corto pero “vibrante” viaje, se sientan como siempre en el primer bar que encuentran y charlan, charlan, charlan, como sólo cinco personas que acaban de conocerse pueden hacerlo.

Tonii y yo tenemos que regresar a Sevilla, por desgracia, su hijo no se encuentra del todo bien y yo tengo una cita con el aniversario de vida de mi santa madre. Alberstar y Oso se solidarizan con nosotros y nos acompañan, pese al sacrificio que les supone no poder comer en la tierra y no ver el monasterio de Tentudía eso sí, con la condición cómplice entre ellos de abandonarnos al llegar a Sevilla y seguir ellos con la fiesta, aunque esa es otra historia que no conozco y que por lo tanto sólo ellos pueden relatar.

Ya en Sevilla me despido de Tonii, que sigue su ruta de camino a su casa a ver a su hijo, y cuando llego a la mía, no puedo más que pensar tras quitarme los guantes y mi casco, que un día tan especial como este no podría haber tenido un inicio, un desarrollo y un final mejor.



Un saludo a toda la peña y nos vemos en la carretera.